martes, 7 de abril de 2009

La nueva sociedad informacional

La comunidad educativa en general tenemos la sensación de que el proceso educativo va muy atrasado en relación con las dinámicas de cambio social y de valores que tienen lugar en nuestros días. Es un sentir generalizado el hecho de que, cada vez más, los Centros educativos son auténticos “reductos” de una serie de valores que la sociedad no incorpora como suyos. Llegamos pues a una realidad difícil de asumir, donde el docente se convierte en baluarte y transmisor de valores que terminan diluyéndose en el camino. Es una triste realidad constatar como profesorado y familias van en caminos no paralelos, más bien al contrario, chocando en muchos casos. La brecha se abre ante nosotros, y lejos de poner soluciones sobre la mesa, los Centros educativos se enquistan en un intento infructuoso por acercar y convencer al resto de la Comunidad educativa. ¿Qué está pasando?
La sociedad industrial es una realidad del pasado. Estamos inmersos en una transformación encaminada hacia la sociedad informacional. Y los Centros educativos tenemos el deber de adaptarnos a esta nueva realidad. Lejos queda la época en que los papeles sociales estaban perfectamente asignados, de modo que el padre y la madre tenían claramente deslindadas sus funciones. Si un alumno/a era reprendido en la Escuela, sus padres hacían lo mismo en la casa, y aparentemente, escuela y familia iban de la mano, al menos en los temas disciplinarios. Hoy día la realidad es bien distinta. Los jóvenes cuestionan todos los aspectos, y la convivencia no puede seguir establecida sobre la base de “roles” imaginarios que se sustentan sobre pies de barro.
Es necesario establecer una comunicación dialógica que procure llegar a acuerdos y consensos. Todos y todas tenemos que trabajar en esta dirección. La jerarquía posicional tiene que dejar paso a la relación consensuada, basada en argumentos de validez y no en argumentos de poder que, si bien nos han funcionado hasta tiempos recientes, hoy día alimentan la crispación y la rebeldía. Y la Escuela no puede estar ajena a esta realidad, con todo lo que ello conlleva.
Es un nuevo reto. La comunidad en su conjunto tiene que formar parte de la realidad educativa de los Centros. Y esta incorporación no puede seguir basándose en relaciones institucionales, vía Consejos escolares, demasiado encorsetados.
¿Y qué estamos haciendo desde la Escuela? Junto a todos estos cambios miramos los Centros y vemos que han cambiado muy poco, exceptuando algunos aspectos de la Etapa de Educación Infantil y algunas experiencias en Educación Primaria. Seguimos considerando como elemento básico de referencia un profesor/a con un grupo al que tiene que trasladar una serie de conocimientos con metodologías más o menos activas, contenidos determinados por nivel o ciclo que se pueden flexibilizar más o menos en función de las características individuales o del contexto del Centro, y cuyo nivel de asimilación se comprueba en las diferentes evaluaciones, donde el alumno/a tiene que “volcar” todo lo que ha retenido, memorizado y en el mejor de los casos construido.
En esta dinámica y ante los problemas que van surgiendo de fracaso escolar y de convivencia no se suele pensar que hay que cambiar la Escuela. En general, se tiende a considerar que el problema es del alumno/a o de su familia y su entorno. Esto, a menudo, lleva a adoptar medidas más o menos segregadoras, como pueden ser sacarles del aula para compensar sus deficiencias, organizar grupos flexibles y/o elaborar adaptaciones curriculares individualizadas eliminando contenidos complejos y necesarios, con lo que de antemano se renuncia a alcanzar los objetivos de la Etapa aunque dicho alumno/a no tenga ninguna discapacidad. En nuestra Educación Secundaria solemos agrupar a quienes tienen más dificultades, sacándoles del aula ordinaria y si es posible del Centro. En fin, toda una serie de medidas que a estas alturas, al menos a muchos docentes de este nuevo siglo, nos parecen absolutamente encaminadas al fracaso académico y evidentemente, de convivencia. Y a las pruebas basta remitirse.

La escuela como motor de transformación



Todos los que nos dedicamos a la docencia deberíamos leer, al menos, una obra de pedagogía al año. Y me temo que no es así. Caemos en la enseñanza por reducción y en el mejor de los casos por vocación; pero en ningún caso nadie nos forma. Aprendemos por acumulación de errores mientras los cursos van pasándonos por encima. Y normalmente acabamos repitiendo los mismos esquemas que nos formaron en nuestra época de alumnos. Rara vez nos paramos a reflexionar. ¿Es esto todo lo que puedo hacer?

Hoy me gustaría recomendar la figura de Paulo Freire. Nació el 19 de septiembre de 1921. Freire conoció la pobreza y el hambre durante la Gran Depresión de 1929, una experiencia que formaría sus preocupaciones por los pobres y que le ayudaría a construir su perspectiva educativa.

Decía Freire: “La afirmación de que las cosas son así porque no pueden ser de otra manera es odiosamente fatalista y uno de los muchos medios con los que los dominantes intentar abortar la resistencia de los dominados”. Él pensaba que la educación podía y debía ser motor de transformación social y cultural del entorno. Creía que la Escuela no tenía que amoldarse al contexto en el que se situara sino por el contrario, provocar una renovación construyendo con todos los sectores sociales codo con codo una nueva identidad social.

Paulo Freire fue uno de los impulsores de la pedagogía de la liberación, una forma de entender la educación que se ubica en una horizontalidad de las relaciones humanas, y que, por tanto, implica el diálogo y la continua reflexión acerca de la propia realidad a lo largo del proceso educativo.

No es casual que Comunidades de Aprendizaje mame de sus fuentes. Parte de la filosofía que emana del proyecto arranca de la obra de Freire. El aprendizaje dialógico es su base metodológica.

Son muchas las páginas web que recogen la obra de este autor. Transcribo aquí una recopilación de sus famosas frases, que nos invitan a la reflexión:


  1. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los estudiantes no han hecho

  2. Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado

  3. Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos

  4. Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo

  5. Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando

  6. Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad

  7. Enseñar exige saber escuchar

  8. Enseñar no es transferir conocimiento

  9. Nadie es, si se prohíbe que otros sean

  10. La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación

  11. No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión

  12. Decir la palabra verdadera es transformar al mundo (por lo que la materia de pedagogía y lengua especialmente en la carrera de lingüística, es insulsa y no debe de pedir como trabajo de clases leer libros de tiós no conocidos)

  13. Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa

  14. El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación

  15. El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas

  16. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos

  17. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre

  18. La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio"

  19. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra

  20. Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización

  21. La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la HUMANIZACIÓN del hombre.

  22. La lucha ya no se reduce a retrasar lo que acontecerá o asegurar su llegada; es preciso reinventar el mundo. La educación es indispensable en esa reinvención.

  23. Jamás acepté que la práctica educativa debería limitarse sólo a la lectura de la palabra, a la lectura del texto, sino que debería incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo.

  24. El mundo no es, el mundo está siendo

  25. Si soy puro producto de la determinación genética o cultural o de clase, soy irresponsable de lo que hago en el moverme en el mundo y si carezco de responsabilidad no puedo hablar de ética.

  26. Somos seres condicionados pero no determinados.





viernes, 21 de septiembre de 2007

¿Por qué Beagle?



Siempre me ha parecido uno de los viajes más aprovechados, fantásticos e increíbles que el ser humano ha llevado a cabo. En él viajó, hace ya muchos años, un joven de veintidós años. Un joven que revolucionó toda la ciencia que hoy día conocemos. Una aportación que cambió la forma de ver e interpretar el devenir de los acontecimientos. Lo impregnó todo. Ese joven se llamó Charles Darwin. Uno de los grandes.
El beagle es el nombre del buque en el que zarpó, casi en la noche vieja de 1831. Charles Darwin era un joven confuso, como la mayoría. Quiso ser médico, después cura…Estudió diversas ramas de las Ciencias, donde siempre se planteó preguntas mucho más allá de los convencionalismos de la época.
La fortuna puso en el camino del joven Darwin a un profesor de botánica, el reverendo John Steven Henslow, un hombre atractivo que poseía la habilidad de los profesores capaces de motivar y captar a su alumnado. Un buen día, el reverendo comentó a Darwin de que un capitán de barco, un tal FitzRoy estaba dispuesto a compartir su camarote con algún joven que le acompañara como naturalista voluntario, sin cobrar, en el viaje del beagle. Dicho y hecho. Darwin consultó con su padre, un hombre intimidatorio, que lejos de aplaudir la ocurrencia, arengó a su hijo, harto de los vaivenes de un muchacho inseguro e inestable. La divina providencia quiso que finalmente, Robert Darwin consintiera.
El beagle recorrió la costa oriental de Sudamérica, subió por su costa occidental, cruzó el pacífico y circunnavegó el planeta antes de volver nuevamente a Inglaterra. Alucinante. ¡En el siglo XIX! Darwin tuvo el privilegio de observar y ver tal variedad de especies animales y botánicas, que recopiló uno de los cuadernos más completos jamás antes analizados.
Darwin tardó muchos años en organizar, ordenar y reestructurar sus trabajos. El 24 de noviembre de 1859 Charles Darwin publicó su obra: “El origen de las especies”, probablemente uno de los libros más influyentes de la historia de la humanidad. Nada volvería a ser igual. La evolución estaba en marcha. Hoy día esta idea de un planeta cambiante en todos sus ámbitos impregna todas las teorías y pensamientos. Y la iglesia inició su ruptura. Al fin y al cabo era imposible reconciliar El origen y su formidable recopilación de datos con una versión literal del Génesis. La crisis estaba servida. Y dura hasta nuestros días. El ser humano es un animal más dentro de las especies, fruto de un formidable devenir de cambios y mutaciones azarosas que, desde unos principios tan simples (nuestras queridas bacterias) ha originado la maravillosa biodiversidad que nos rodea.
Y todo gracias al “beagle”. ¿Verdad que es fascinante?

¿De qué va esto?


Soy docente, claro. No podía ser de otro modo. Llego ya unos cuantos años. Echando un vistazo en la red me doy cuenta de las pocas páginas y/o blogs dedicados en España al tema de las Comunidades de Aprendizaje. Trabajo en un Centro, el IES Gregorio Salvador que lleva desde el curso 2007 2008 trabajando en este proyecto. Con todas sus ilusiones y también con todos sus problemas y dificultades. Me gustaría con este blog aportar luz acerca de esta ilusionante filosofía de trabajo. Ir apuntando ideas y propuestas pedagógicas que supongan una alternativa real a lo que hasta este momento se está haciendo en los centros de secundaria. Intentar transformar las dificultades en posibilidades. No existen varitas mágicas. Pero si creo firmemente en que los claustros necesitamos líneas de trabajo homogéneas, acordes a los nuevos tiempos y centradas en lograr las máximas expectativas académicas entre nuestro alumnado. Comunidades apuesta por la participación abierta de todos los sectores de la comunidad educativa. Y en este camino parece que estará el futuro de la educación: trabajo consensuado, colaborativo, de foro y de diálogo.

En este blog aparecerán entradas sobre aspectos diversos de Comunidades de aprendizaje y enlaces interesantes relacionadas con el tema. Espero que entre todos y todas contribuyamos a la propagación de este ideal educativo que se centra en la base de cualquier proyecto: diálogo y respeto a todas las ideas y opiniones.