Todos los que nos dedicamos a la docencia deberíamos leer, al menos, una obra de pedagogía al año. Y me temo que no es así. Caemos en la enseñanza por reducción y en el mejor de los casos por vocación; pero en ningún caso nadie nos forma. Aprendemos por acumulación de errores mientras los cursos van pasándonos por encima. Y normalmente acabamos repitiendo los mismos esquemas que nos formaron en nuestra época de alumnos. Rara vez nos paramos a reflexionar. ¿Es esto todo lo que puedo hacer?
Hoy me gustaría recomendar la figura de Paulo Freire. Nació el 19 de septiembre de 1921. Freire conoció la pobreza y el hambre durante la Gran Depresión de 1929, una experiencia que formaría sus preocupaciones por los pobres y que le ayudaría a construir su perspectiva educativa.
Decía Freire: “La afirmación de que las cosas son así porque no pueden ser de otra manera es odiosamente fatalista y uno de los muchos medios con los que los dominantes intentar abortar la resistencia de los dominados”. Él pensaba que la educación podía y debía ser motor de transformación social y cultural del entorno. Creía que la Escuela no tenía que amoldarse al contexto en el que se situara sino por el contrario, provocar una renovación construyendo con todos los sectores sociales codo con codo una nueva identidad social.
Paulo Freire fue uno de los impulsores de la pedagogía de la liberación, una forma de entender la educación que se ubica en una horizontalidad de las relaciones humanas, y que, por tanto, implica el diálogo y la continua reflexión acerca de la propia realidad a lo largo del proceso educativo.
No es casual que Comunidades de Aprendizaje mame de sus fuentes. Parte de la filosofía que emana del proyecto arranca de la obra de Freire. El aprendizaje dialógico es su base metodológica.
Son muchas las páginas web que recogen la obra de este autor. Transcribo aquí una recopilación de sus famosas frases, que nos invitan a la reflexión:
Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los estudiantes no han hecho
Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado
Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos
Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo
Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando
Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad
Enseñar exige saber escuchar
Enseñar no es transferir conocimiento
Nadie es, si se prohíbe que otros sean
La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación
No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión
Decir la palabra verdadera es transformar al mundo (por lo que la materia de pedagogía y lengua especialmente en la carrera de lingüística, es insulsa y no debe de pedir como trabajo de clases leer libros de tiós no conocidos)
Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa
El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación
El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas
Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos
Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre
La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio"
Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra
Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización
La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la HUMANIZACIÓN del hombre.
La lucha ya no se reduce a retrasar lo que acontecerá o asegurar su llegada; es preciso reinventar el mundo. La educación es indispensable en esa reinvención.
Jamás acepté que la práctica educativa debería limitarse sólo a la lectura de la palabra, a la lectura del texto, sino que debería incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo.
El mundo no es, el mundo está siendo
Si soy puro producto de la determinación genética o cultural o de clase, soy irresponsable de lo que hago en el moverme en el mundo y si carezco de responsabilidad no puedo hablar de ética.
Somos seres condicionados pero no determinados.
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