
Las intenciones que se planteaban en este Congreso eran magníficas. La puesta en escena impecable. Sin embargo, los que allí fuimos invitados nos volvimos con la sensación de que las altas expectativas no se han cumplido. En efecto al Congreso hemos asistido representantes de todos los sectores de la comunidad educativa, en torno a las cuatrocientas personas. El sector familiares, que participó el primer día en una mesa redonda, no supo aprovechar la magnífica ocasión para llevar a cabo propuestas concretas, para establecer nuevas líneas de actuación y forzar el compromiso de los equipos directivos, colegios e institutos de aumentar la participación y democratización de los centros educativos, más acordes a la nueva sociedad informacional. Por el contrario, las distintas intervenciones que se sucedieron se basaron en una serie de tópicos acerca de la necesidad de participación (obvia por otra parte para los que allí estábamos), que no se concretó en nada.

Un mensaje claro y palpable, en el que ya toda la comunidad educativa coincide: sólo desde la necesaria participación real, efectiva y consensuada de todos los sectores de la comunidad es como el sistema educativo logrará la excelencia en la convivencia y por tanto en los niveles académicos que tanto necesitamos. Y desde esta perspectiva, una vez más pudimos comprobar los allí asistentes que la filosofía de Comunidades de Aprendizaje es la propuesta pedagógica que mejor integra de forma efectiva el entorno escolar en la vida de los Centros. No existe otro proyecto que aúne de una forma tan operativa al profesorado, familiares, voluntariado, asociaciones, ayuntamiento y entidades locales para lograr el éxito académico de todos y de todas.
Sin duda, los tres pilares en los que se sustenta el proyecto: el Instituto, el Centro de Formación del Profesorado y el Gabinete de Convivencia e Igualdad de la Delegación. Gracias a la labor de Ana Espín y de Juan Antonio, personas que siempre han apostado por Comunidades de Aprendizaje
Eso sí, nos llevamos el contacto con todos aquellos compañeros y compañeras que tienen la convivencia como bandera; personas que creen en esa otra escuela inclusiva, en la que todos y todas tienen cabida.